Mostrando entradas con la etiqueta Estado de ánimo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Estado de ánimo. Mostrar todas las entradas

¿ERES UNA BOMBA DE EMOCIONES?

¿Alguna vez te has guardado todo lo que sentías y, al final, por una mínima cosa has estallado? 
¿Te has enfadado con alguien y lo has pagado con quien no debías?
¿Ante situaciones de conflicto te aguantas en decir todo aquello que piensas?

Entonces ¡eres una bomba de emociones!



Y ¿Por qué nos ocurre esto? ¿Por qué nos guardamos nuestras emociones?

Hoy te presento 5 motivos por los que nos comemos nuestras palabras:

  • Miedo a parecer vulnerables: “Big girls don’t cry” eso decía la canción de Fergie, y yo me pregunto, ¿por qué? ¿a caso ser grande va ligado a no mostrarse tal y como se siente uno? Se asocia que abrirnos a alguien es dejar una brecha para que nos haga daño y ser más vulnerable, pero no es así. Aún hay quien piensa que llorar es de débiles, de derrotados, de niños, pero el llanto no solo puede ser por tristeza, sino de rabia, de alegría, de impotencia, de sufrimiento, de dolor, de agobio… Es simplemente una forma de expresar lo que sentimos.
  • Evitar conflictos: muchas veces no expresamos lo que sentimos por miedo a entrar en conflicto con esa persona, pero, sin darnos cuenta estamos desechando un derecho fundamental: nuestro derecho a expresar cómo nos sentimos al respecto. ¡Saca tu máscara! Es importante mostrar nuestras emociones para que no haya malos entendidos y, simplemente, porque tenemos derecho a mostrarnos tal como somos, sin máscaras.
  • Escudo emocional: asimismo, el echo de evitar los conflictos va muy ligado con el miedo al sufrimiento. Crear una forma de actuar como coraza supone huir de los problemas y no enfrentarse a ellos. Si no quieres sufrir no aplaces aquello que te hace estar así.
  • Comunicación pasiva: Si hablas con la cabeza agachada, con la mirada baja, con voz floja, con un tono bajo, con los hombros abatidos y con palabras entrecortadas,  entonces tienes una comunicación no verbal que dice: “Hola, no me tengas en cuenta que estoy intentando ser invisible”.
  • Infra-valorarnos: una baja autoestima supone el considerar que nuestros sentimientos no son importantes. Es por ello que ante determinadas situaciones no nos tenemos en cuenta a la hora de expresarnos.

Las personas cuanto más acumulamos sentimientos actuamos como una bomba.  Es decir, si nos abrimos de repente después de haber estado encerrados en nosotros mismos podemos estallar destruyendo todo a nuestro paso. Es por ello que es importante expresar de forma sana aquello que sentimos.


No obstante, si no eres bomba sino que eres pura dinamita que estalla nada más rozarla, entonces te invito a leer: "APRENDE A CONTROLAR LA IRA". Siempre se esta a tiempo de ponerse en manos de un profesional, para aumentar tu autoestima, controlar tus impulsos y abrirte a las personas mediante buenas habilidades sociales.

Recuerda que hay emociones tóxicas que influyen en nuestra vida más de lo que creemos, tal y como hablamos en el artículo: "LAS 3 EMOCIONES TÓXICAS MÁS COMUNES".

¡Muchas gracias por visitar PSICÓLOGOS TERUEL! ¿Te ha parecido interesante el post? Recuerda que cada semana subo un nuevo artículo sobre Bienestar emocional. Sígueme en las redes sociales, Twitter: @psicologaribesFacebook: Psicóloga Raquel RibesGoogle + y recibirás todas las actualizaciones. Más artículos en “Los engranajes de la Psicología”. Te espero la próxima semana :)

¿SOMOS ADIVINOS? La profecía autocumplida

“Tanto si crees que puedes hacerlo como si no, en los dos casos tienes razón”(Henry Ford)

¿Has pensado alguna vez que te pasaría algo y te ha pasado? ¿Te has imaginado que alguien actuaría de una cierta forma y ha ocurrido? ¿Has pensado en una situación y ha sucedido? No es casualidad, has contribuido para que suceda.


¿Cómo? El suficiente hecho de pensar que algo puede suceder nos predispone a ello. Nuestros pensamientos son más poderosos de lo que creemos.

Por cada pensamiento hay una acción, por minúscula o indirecta que parezca.  La forma en la que pensamos contribuye a que actuemos de cierta forma. Vamos a poner un par de ejemplos cotidianos para que se entienda:

Hoy Sofía vuelve al trabajo después de unos días muy difíciles. Desde que se levanta empieza a pensar en cómo la recibirán sus compañeros de la oficina. Le gustaría que le preguntaran qué le ha pasado y cómo se encuentra, pero ella ya espera que no le dirán nada. Cuando llega allí, lo primero que se encuentra son a sus compañeros reunidos hablando, ve que ni siquiera se han dado cuenta de ella y se queda allí, ellos la saludan y ella se queda esperando a que vayan a buscarla para preguntarle. Como no van, ella se queda un poco decepcionada y se queda apartada, esperando a ver si alguien se da cuenta y se anima a ir con ella. Sofía ha confirmado lo que esperaba, “mira que lo sabía, no me han dicho nada”. Sofía ha confirmado su profecía.

Ahora pongamos el ejemplo de Antonio, él tiene esa tarde un examen. Desde que se levanta no deja de pensar en que igual no ha estudiado suficiente, que seguro que empieza a leer el examen y no es capaz de hacerlo, pese a que se lo ha preparado muy bien. Cuando llega al examen Antonio empieza a leer y piensa: “¿Qué es esto?”. Empieza a leer las preguntas y no se acuerda de nada. “Mira que lo sabia, no entiendo nada”. Antonio ha confirmado su profecía.

Durante los ejemplos, hay algo muy importante a tener en cuenta: los pensamientos.

Vamos a ver lo que sucedía en el caso de Sofía:

Hoy los compañeros de Sofía llevan días sin verla. Cuando se dan cuenta de que ya ha llegado, la saludan para que acuda con ellos, pero ella agacha la cabeza y no dice nada. Se quedan mirándola a la expectativa para ver si se anima al grupo, pero Sofía se sienta apartada sin decir nada. Los compañeros interpretan que no quiere unirse, “igual quiere estar sola y necesita su tiempo” piensan.

Ahora vemos lo que le pasaba a Antonio.

Antonio lleva todo el día pensando en que no ha estudiado suficiente y que no podrá hacer frente al examen, eso lo pone muy nervioso. Al ponerse nervioso, todo lo que está repasando para esa tarde lo está obviando, “para qué, si total ya es esta tarde y seguro que no se me nada”. Cuando llega al examen, Antonio está tan nervioso que no es capaz de concentrarse. Cuando lee las preguntas de lo que justo hace unos minutos estaba leyendo, se pone muy nervioso e intenta recordar, pero se ha quedado en blanco.”

¿Creéis que los pensamientos de Sofía han contribuido a no dar ella el paso y decirle algo a sus compañeros? ¿Y qué me decís de Antonio? ¿Ha sido un adivino sabiendo que no iba a saberse nada? ¿O realmente han contribuido a ello por esos pensamientos tan negativos que le han puesto nervioso todo el día?


Tal y como podéis ver en el proceso circular anterior, eso es lo que nos sucede. Se dispara un pensamiento “premonitorio” ya sea pensamiento positivo o negativo sobre nosotros que nos hace imaginarnos una situación. De esta forma, nos adelantamos a los sucesos, activando en nosotros una alerta y predisponiéndonos físicamente y emocionalmente a ello. Además, cuando “autoconfirmamos” nuestra profecía estamos reforzándonos el volver a pensar de esa forma en situaciones similares.

Entonces, ¿somos adivinos o nos predisponemos a las situaciones?

Yo os animo a que no os adelantéis a lo que pueda suceder en vuestras vidas, centraros en el AHORA, y en cómo hacer para conseguir aquello que os proponéis. Ya que si os reforzáis esos pensamientos ante ciertos echos podéis empezar a desconfiar de vosotros mismos o de otras personas, tener problemas en las relaciones sociales, problemas en el rendimiento de trabajo, y en definitiva malestar emocional. ¿Quieres que tus amigos te hagan caso como Sofía? Da tú el paso y habla con ellos. ¿Quieres aprobar ese examen como quería Antonio? Confía en ti, no pienses o imagines esa situación como catastrófica. 

Recuerda que ante las situaciones nos mostramos acorde a nuestros pensamientos.

Artículos recomendados:

LOS 4 PENSAMIENTOS MÁS DESTRUCTIVOS
¿CAMBIAMOS EL CHIP? La reestructuración cognitiva

¡Muchas gracias por visitar PSICÓLOGOS TERUEL! ¿Te ha parecido interesante el post? Recuerda que cada dos semanas subo un nuevo artículo sobre Bienestar emocional. Sígueme en las redes sociales, Facebook: Psicóloga Raquel Ribes, Twitter: @psicologaribes o Google + y recibirás todas las actualizaciones. Más artículos en “Los engranajes de la Psicología”. Te espero la próxima semana :)

LAS 3 EMOCIONES TÓXICAS MÁS COMUNES

Una emoción se convierte en tóxica cuando influye en nuestra vida afectando a nuestro bienestar emocional. Tal y como dice la palabra, son emociones que pueden “intoxicar” tu vida, haciendo que veas las cosas de otra forma, mucho más irracional y destructiva, influyendo en tus relaciones y transmitiendo esas emociones a otras personas que te rodean. 


Una persona que tiene emociones tóxicas suele dejarse guiar por la opinión de los demás o incluso llega a depender de su estado. Es una persona que le afectan mucho los sucesos, gestos y palabras de otras personas. Asimismo, muchas veces, estas emociones pueden venir por una relación mantenida con PERSONAS TÓXICAS, de las que ya hablé en un artículo anterior (AQUÍ).

¿Cómo saber si una emoción es tóxica?

Una emoción llega a ser tóxica cuando no se corresponde con la realidad, es desproporcionada en intensidad y no tiene utilidad para nuestro crecimiento en la vida.

Existen muchas emociones tóxicas, pero las tres más comunes y a su vez más tóxicas para nuestro bienestar son en las que me centro en el post de hoy:
  • La culpa: sentir culpabilidad es sentir que toda la responsabilidad recae sobre nosotros y que el hecho de que algo salga bien o mal depende solamente de nuestra actuación. En ocasiones, la culpa puede llegar tan lejos que podemos llegar a pensar que el hecho de cómo actúen los demás también recae en nosotros. Pensamientos como: “no me lo merezco” son muy comunes en la culpa. Una culpa tóxica es muy probable que se convierta en impotencia, pena y que acabe en tristeza.
  • La frustración: todos tenemos derecho a enfadarnos, pero llegar a una frustración tóxica es no tener el dominio de esa emoción. La frase en nuestra cabeza que más suele desencadenarnos rabia es: “qué injusto”. Tienes que saber que todo lo que suceda a nuestro alrededor no siempre nos va a agradar. ¡Cuidado! No te enfades contigo mism@, la autodestrucción no te lleva a ninguna parte. El objetivo es controlar la rabia y aprender a tolerar las situaciones que la desencadenan.
  • Necesidad de aprobación: ésta necesidad emocional nace en nosotros desde que somos pequeños, supone nuestro feedback inmediato para saber si lo que estamos haciendo está bien o mal: “mamá, ¿es así como se hace?, “papá, ¿te gusta este dibujo que he hecho?”. Pero esta necesidad se vuelve tóxica cuando no decimos o hacemos algo por miedo a lo que puedan pensar o comentar de ti, lo que comúnmente se dice "miedo al qué dirán". Nosotros tampoco podemos siempre agradar a los demás. De echo, sabemos que muchas veces no hace falta hablar con una persona para sentir esas “malas vibraciones” o incomodidad, simplemente habrá gente que nos caiga bien y gente que no.

Existen muchas emociones tóxicas: la ansiedad, la depresión, la envidia, el miedo y los celos. El peligro de una emoción tóxica es que un@ se acostumbra a vivir con esa emoción y llega a creer que esa emoción le sirve para algo. Es por ello que es importante deshacerse de ella cuanto antes. Deshacerse de una emoción tóxica no es fácil, pero todo es empezar por darnos cuenta de que esa emoción no nos hace bien. El “eso, él o ella, me ha hecho sentir así” no nos vale, está claro que todo nos influye a la hora de pensar, sentir y actuar, pero nosotros somos dueños de nuestros pensamientos, y éstos son los que determinan nuestra conducta y cómo al final nos sentimos. 

Expresar lo que sentimos es fundamental para tenernos en cuenta. Tenemos el derecho de expresar lo que sentimos y cómo lo sentimos, pero siempre de forma saludable, ya que sino, terminamos perjudicándonos a nosotros mismos y a los demás.

Libro recomendado: EMOCIONES TÓXICAS (Bernardo Stamateas)

Artículos recomendados:
¡Muchas gracias por visitar PSICÓLOGOS TERUEL! ¿Te ha gustado el post? Recuerda que cada dos semanas subo un nuevo artículo sobre Bienestar emocional. Sígueme en las redes sociales, Facebook: Psicóloga Raquel Ribes, Twitter: @psicologaribesGoogle + y recibirás todas las actualizaciones. Más artículos en “Los engranajes de la Psicología”. Te espero la próxima semana :)

PERSONAS TÓXICAS

Estoy segura que todos hemos conocido alguna vez a una persona tóxica, una persona que nos produce malestar y nos hace la vida imposible.

Para qué entiendas cómo actúan, vamos a simular que este tipo de personas son como una araña. Como cualquier araña, tejen su red con un propósito: conseguir aquello que quieren. Cuando desafortunadamente alguien cae en su telaraña, la persona se convierte en un títere que, de no liberarse de los hilos de la araña, puede terminar por consumirla física y emocionalmente.

Dicho de otra forma, una persona tóxica es esa persona que no te permite avanzar, que te desgasta física y sobretodo emocionalmente absorbiendo todo tu tiempo. A través de la manipulación, se las ingenia para conseguir aquello que quiere. Una persona tóxica puede ser cualquiera, un amigo, un jefe, un compañero de trabajo o de estudios, un conocido, un vecino, un familiar, etc.



Es por ello que en este post quiero compartir con vosotros/as cómo son este tipo de personas para que así puedas identificarlas y evitar caer en su telaraña.

Tipos de personas tóxicas:
  • El culpabilizador: “con lo que yo he hecho por ti, y así me lo pagas…”, “esto pasa por tu culpa”. Este tipo de persona pretenderá culparte de todas las cosas que suceden a su y a tu alrededor.
  • El envidioso protagonista: pretende parecer el rey o la reina del mambo, aunque esconde un gran sentimiento de inferioridad. No te escucha. Y gracias a su egocentrismo, y su afán de protagonismo acaparará toda la atención pretendiendo eclipsarte.
  • El lobo con piel de cordero: es esa persona que parece que lo hace todo por ti, que te ayuda, que mira por tu bien, pero que poco a poco y sin darte cuenta termina alejándote de las cosas que realmente quieres. Te echa indirectas controlándote como: “es lo que te conviene”, te recordara tus errores y te descalificará “que pesado eres”, “no puedes hacerlo” “que tonto eres”.
  • El ogro agresivo: es aquel que desprecia, ofende y critica destructivamente. Suele ser sarcástico y te lanzará pequeñas púas, como si fueses un juego de dardos hacia nuestra persona, tirando por tierra aquello que digamos. Resulta intimidante puesto que es violento a nivel físico y verbal.
  • El mentiroso: es aquella persona que miente a los demás, y te miente a ti para conseguir aquello que quiere. Suele hablar de los demás por detrás, a su espalda con malas intenciones. Crea rumores.
  • El psicópata: proyecta una imagen hacia los demás que no es la que corresponde, se esconde tras una máscara. Son impulsivos, caprichosos, obsesionados, antisociales, falsos, crueles y orgullosos de sí mismos. Además, sólo les interesa el poder, suelen ser rencorosos y viven amargados.
  • El vago: es esa persona que continuamente se hace la herida, la pobre, se lamenta para escabullirse de ciertas cosas y encasquetártelas a ti. Deja de asumir responsabilidades y se aprovecha de tus buenas intenciones. Te tomará el pelo. Suele ser conformista y mediocre. “para qué esforzarte si total…”.
Hay muchos más tipos de personas tóxicas, algunos de ellas más sutiles pero igual de letales.

Una persona tóxica te puede “intoxicar” de la siguiente forma:
  • Destruirá tu autoestima, disminuyendo tu estado de ánimo.
  • Anulará tu autonomía, adueñándose de ti.
  • Te desmotivará para alcanzar tus objetivos y metas, marcando tu camino. Puedes llegar a sentirte desorientado/a y sin rumbo.
  • Aumentarán tu estrés y sobrecarga emocional.



¿Qué he hecho yo para caer en las redes de ésta persona?

Muchas veces no vale la pena ni echar la vista atrás para ver cómo habíamos llegado a caer en sus redes. Tú no has hecho nada, este tipo de personas nos rodean y se las ingenian para saber cómo manipular.

¿Qué hacer ante estas personas?

Sé fuerte, y ante las críticas destructivas puedes hacer lo que hablamos en el artículo: “Cómo afrontar las críticas” (visítalo AQUÍ). No te conviertas en alguien que no quieres y terminar con un gran desgaste emocional. Mi consejo ante este tipo de personas es alejarse de su camino lo antes posible, ignorarlas y seguir con tu vida. Hazte valer, y defiende tus derechos a decir “SÍ” o a decir “NO”. No vives por ni para esas personas, vive por y para ti. No esperes nada de nadie, y espéralo todo de ti.


Libro recomendado: “Gente tóxica” de Bernardo Stamateas.

¡Muchas gracias por visitar PSICÓLOGOS TERUEL! ¿Te ha gustado el post? Recuerda que cada semana tendrás un nuevo artículo sobre Bienestar emocional. Sígueme en las redes sociales, Facebook: Psicóloga Raquel Ribes, Twitter: @psicologaribes o Google + y recibirás todas las actualizaciones. Más artículos en “Los engranajes de la Psicología”. Te espero la próxima semana :)

"MIS PADRES NO ME ENTIENDEN" (Adolescencia)

Etapa adolescente es una de las épocas por las que las personas sufrimos la mayor parte de cambios físicos y emocionales. Es por ello que resulta una etapa complicada en la que la persona tiene sentimientos, emociones y sensaciones encontradas. Se intenta ubicar en un mundo en el que siente que no encaja (por ahora), ya que las demandas de su entorno chocan con sus pensamientos internos. Es una transición por la que todos pasamos, pero no todos de la misma forma. 


Este es un post destinado a que los padres entiendan a los hijos en la adolescencia y, a su vez, los adolescentes entiendan también a sus padres durante esta etapa.

A los adolescentes:
  • “Me tratan como a un niño/a”: es posible que sientas que tus padres te tratan como a un niño pequeño, dan por supuesto que hay cosas que aún no puedes hacer. Lo cierto es que te encuentras en una transición entre la infancia y la adultez, es por ello que sientes que ya no eres un niño y como tal, ciertas palabras, gestos o mimos, sientes que ya no corresponden en ti. Habla con tus padres y transmíteles tus incomodidades de buenas formas, ellos no pueden leerte la mente.
  • “Se preocupan demasiado, no me dan la libertad que yo quiero”: sé que puedes llegar a sentirte agobiado por las continuas advertencias, las llamadas para saber dónde estás, con quien, cuando volverás, qué estás haciendo… No es que no confíen en ti, sino que tienen miedo a que algo malo te suceda, estás en una edad en la que muchos jóvenes asumen riesgos, y es normal que tus padres quieran saber qué está haciendo su hijo. En lugar de que te llamen ellos, antes de salir avísales dónde vas a estar, un mensaje, de esta forma ellos se encontrarán mucho más tranquilos, y verán que tú también piensas en ellos.
  • “Me prohíben relacionarme con mis amigos”: cuando somos adolescentes intentamos tener un grupo de amigos con el que salir, y nos fastidia que justo ese grupo a nuestros padres no les gusta, dicen que son malas compañías. Es en esos momentos en los que, en lugar de pelearte con tus padres, es mejor pedirles explicación. Entiende que, si tus amigos se visten de forma llamativa o tienen ciertas costumbres, a tus padres les puede preocupar tu bienestar. Quizás es también momento de reflexionar sobre la gente que te rodea y cómo influye en ti.
  • “Ya soy mayor”: estas en una fase en la que nos sentimos mayores pese a ser aún menores de edad, para nosotros sentirnos mayores es querer hacer cosas de mayores, como volver a casa más tarde o irnos de fiesta. Pero hay que comprender que tus padres consideran ser mayor de otra forma, puesto que esto no solo es llegar tarde a casa, sino tener responsabilidades. Ayudar a tus padres en casa, hacer la comida o la cena, etc. Échales una mano, demuéstrales que eres responsable y depositarán más confianza en ti.


A los padres:
  • “Está irritable”: es una etapa confusa en cierta forma ya que empieza a cambiar el cuerpo, se desarrolla y los cambios hormonales se notan, es por ello que es habitual tener cambios emocionales. Resulta extraño que te hable o te trate de esa forma sin tu hacer nada, pero muchas veces lo hace de forma inconsciente. Habla con él/ella y pídele que te hable de la mejor forma posible para que tome conciencia de su comportamiento. Asimismo, transmítele que vas a estar ahí para aquello que necesite y hablar de aquello que le preocupe, que sepa que tiene un apoyo. Dale tiempo, es una transición por la que va a pasar, necesita tener confianza en si mismo/a.
  • “No me hace caso”: aunque se encuentre en una etapa en la que empieza a querer ciertos privilegios o libertades, tenéis que aplicar ciertas normas y marcar los límites. No obstante, marcar límites y tener autoridad, es diferente de sobreproteger y controlar en exceso, y ésto hay que tenerlo en cuenta. Asimismo, ambos padres o tutores tenéis que mantener una coherencia, es decir, que ambos estéis de acuerdo en lo que le permitáis. Habladlo.
  • “No me gustan nada las pintas de sus amigos”: juntarse con lo que parecen ser “malas compañías” está a la orden del día. Haced el esfuerzo por conocer la clase de personas con las que sale, muchas veces nos dejamos guiar por una simple apariencia o prejuicio. Hay que entender que se encuentra en un momento de su vida por el que intenta encontrar su identidad, y es normal el intentar buscar ese grupo con el que se sienta integrado. Es por ello que los cambios de apariencia como la forma de vestir es muy común en esta transición. Ante todo, durante esta etapa es muy importante que se sientan comprendidos, puesto que intentan hacerse un hueco en el mundo y no saben dónde, y el estado de ánimo puede verse afectado.
  • “Me preocupa que no tome precauciones o que tome drogas”: en la medida en que no se encuentre informado/a sobre estos aspectos, no sabrá el riesgo que conllevan. Por ello, es importante que le deis consejos, información al respecto y que entienda los problemas que pueden surgir. No os sentéis enfrente de él/ella y le deis la charla diciéndolo todo de golpe, ya que puede ser para él/ella una situación incómoda. En lugar de ello, durante ciertos momentos que creáis oportunos, decirle algún consejo empezando por: “quiero que sepas que es importante…/me gustaría que supieses que si en algún momento…”.
Hay que saber identificar cuando vuestro hijo se encuentra en la “edad del pavo” y cuando se empiezan a presentar problemas de conducta. En estos casos, tomar contacto con un especialista y ver qué está sucediendo para que aparezcan esos comportamientos os ayudará a saber cómo manejar la situación.

¡Muchas gracias por visitar Psicólogos Teruel! ¿Te ha gustado el post? Cada semana hay un nuevo artículo sobre Bienestar emocional :) Puedes seguirme en las redes sociales Facebook: "Psicóloga Raquel Ribes" o Twitter: @psicologaribes, así recibirás todas las actualizaciones. Más artículos en "Los engranajes de la Psicología" Te espero la próxima semana ;)

ACEPTAR LA PÉRDIDA

Cuando hablamos de pérdida tendemos a pensar que es el fallecimiento de una persona querida, pero existen muchos otros tipos de pérdidas por las que también podemos pasar por un duelo: una mascota, una vivienda, un trabajo, una relación, un objeto o recuerdo al que teníamos mucho cariño, etc.

Si te dijera que el proceso de duelo es fácil y rápido te mentiría. Aún con un buen acompañamiento, resulta un tránsito complejo, aunque no imposible. El proceso de duelo se constituye por una serie de fases, y conocerlas te permitirá entender  la situación en la que te encuentras, así como las sensaciones y sentimientos que te surgirán. No siempre se dan todas, pero a nivel general esto sucede en la mayoría de las personas. Las fases son las siguientes:
  • Negación: la sensación es parecida a creer que es mentira o un sueño.
  • Ira: enfado hacia los que están a su alrededor o hacia uno mismo.
  • Negociación: sus frases suelen empezar por “ojala…”, “y si…”. Se desea retroceder en el tiempo.
  • Depresión: sensación de vacío y gran tristeza.
  • Aceptación: empezar a aceptar la realidad, reorganizarse, reestablecer su vida.

ojo triste


En este post no vas a encontrar la solución para que asumas una pérdida, puesto que cada pérdida es diferente, cada situación es diferente y cada persona es única. Pero sí que voy a exponer algunos aspectos que es bueno tener en cuenta cuando una persona se encuentra en un proceso de duelo:

No es olvidar: algunas personas cuando están en proceso de duelo piensan que superarlo es olvidar a esa persona. ¡Para nada! Superar un duelo es aceptar la pérdida y  recordar el pasado sin sufrimiento. Esa persona siempre va a seguir ahí contigo, en tu corazón, en tu recuerdo, dentro de ti. Es por ello que muchas personas cuando por ejemplo han sufrido la pérdida de su marido, temen estar con otra persona porque les da la sensación de estar traicionándolo, o incluso cuando una familia pierde a un hijo y no quieren tener a otro por la misma sensación de olvido. Por ello es importante que se tenga en cuenta que, el hecho de seguir con tu vida no implica que estés olvidando lo que ha significado esa persona para ti.

Quédate con lo bueno: muchas personas se quedan con la última imagen de esa persona, la imagen de cuando estaba sufriendo, la imagen cuando ya se había ido, y el tener ese recuerdo en la mente aumenta la pena. Por ello, es mejor recordar aquellos buenos momentos que has vivido con esa persona, no con pena, sino con nostalgia, de un momento que disfrutaste, y es ese recuerdo el que permanecerá en ti.

Pon color en tu vida: El color influye en nuestra forma de ver las cosas, en nuestras emociones y sentimientos. Vamos a hacer una prueba. Mira estas dos imágenes y ponles a cada una un adjetivo que no tenga que ver con el color, sino en lo que te transmite, piensa en una emoción, un sentimiento:


Mientras que la primera imagen es más probable que transmita alegría, entretenimiento, diversión, asombro, etc. la otra es más probable que nos transmita monotonía, tristeza, apatía, etc. Es por ello que si empiezas por cambiar pequeñas cosas de tu entorno a colores mucho más llamativos ayudará a mover en ti otro tipo de emociones más positivas.

Objetivo: asumir una pérdida no es estar de acuerdo o sentirse bien con aquello que se ha perdido, el objetivo del proceso de duelo es que rehagas tu vida. Con paciencia y por supuesto, todo a su ritmo. Estar en un estado de ánimo decaído es normal después de haber sufrido una pérdida, pero el mundo no se detiene a tu alrededor, el mundo sigue. Quedarse quieto/a no te va a aportar nada, lucha por seguir con tu vida. Empieza a dedicar tus energías a la vida y no a la pérdida.

No estás solo/a: existen buenos profesionales como los psicólogos en los que podrás realizar una terapia de acompañamiento en el duelo. En este tipo de terapia la persona va pasando por cada una de las frases nombradas y el psicólogo supone un guía en tu camino a través del cual podrás transmitirle tus emociones y sensaciones, a la vez que irás aprendiendo estrategias para seguir adelante. Recuerda: ser fuerte no significa no llorar, saca todas tus emociones y no las reprimas.

Espero que te haya parecido interesante el post de PSICÓLOGOS TERUEL :) Puedes seguirme en las redes sociales, como Facebook: "Psicóloga Raquel Ribes", twitter "@psicologaribes". Más artículos en: Los engranajes de la Psicología. Te espero aquí en el próximo post :)

¿Quieres automotivarte?

Muchas veces tenemos la suficiente voluntad y valentía para empezar a realizar cualquier tarea, pero no tenemos ni encontramos la motivación para persistir en ella. En nuestro día a día nos encontramos con tareas que nos han impuesto, siendo nuestra obligación realizarlas, pero nos cuesta la vida terminarlas. 

Estar desmotivado/a es debido a una falta de reforzadores internos y/o externos que provocan un bajo estado de ánimo. Este estado hace mella en nuestro rendimiento en las labores del día a día. Es en ese momento cuando nos preguntamos: ¿es posible la automotivación?


No siempre tenemos a alguien externo que nos diga “¡ánimo!” y que nos motive en ciertas situaciones. Es entonces cuando solamente tú eres el único que puede convencerse de que eres capaz. ¿Cómo? En este post te dejo con algunos trucos para automotivarte y con ello obtener un mejor estado de ánimo frente a los quehaceres:

  • Piensa bien: El peor desmotivador que puedes encontrar eres tú mismo. Es de sobra conocido que nuestros pensamientos nos juegan malas pasadas: “esto no vale para nada”, “no me va a servir de nada”, “no valgo para esto”, “soy un/a patoso/a”, “soy inútil”, “es una pérdida de tiempo”, “para qué hacerlo si sé que me va a salir mal”... Transforma tus pensamientos en otros que te hagan crecer y desarrollarte como persona, y no te quedes con aquellos que te estanquen, porque uno mismo si cree, hará todo lo que esté a su alcance para conseguirlo.
  • Ponte a prueba: cuando llegamos a este punto, sólo se me ocurre una frase que es bueno tener presente: “Si no te esfuerzas hasta el máximo, ¿cómo sabrás donde está tu límite?” No te rindas, superar tus propios límites hará que desarrolles tus conocimientos y tus habilidades.
  • Ponte objetivos: soñar es gratis, pero hay que ponerse objetivos realistas. No vayas a lo grande, empieza por los más pequeños y sencillos y ve subiendo escalones como si de una escalera se tratase.
  • Hazlo divertido: cuando era pequeña no me gustaban las matemáticas. Cuando tenía que hacer los deberes, sabía que eran una obligación como parte de mi formación, pero lo veía muy aburrido. Es por ello que intentaba realizarlo haciéndolo lo más divertido posible, por ejemplo me imaginaba a mí misma como maestra explicándole a mis alumnos de forma cómica como se hacía el ejercicio.
  • Prémiate: cuando vayas a realizar algo establece una recompensa, por ejemplo: “si termino de hacer esto, veré esa película”, “si hago esto a tiempo saldré a tomar algo con mis amigos”, “si realizo esto hoy, mañana me compro ese libro que tanto me gusta”. Si te estableces un premio, realizarás la tarea con más entusiasmo. Además, si te recompensas por ese trabajo bien hecho, sentirás mayor satisfacción.
Muchas gracias por visitar PSICÓLOGOS TERUEL! Espero que te haya servido este post ;) Cada semana nuevo artículo sobre Bienestar emocional. Puedes seguirme en las redes sociales como facebook: "Psicóloga Raquel Ribes" y twitter: @psicologaribes, para estar al tanto de todas las actualizaciones. 

Más artículos en "Los engranajes de la Psicología" ¡Que tengas un feliz día!

Me siento raro/a ¿Qué me sucede?

En ocasiones estamos así… "raros". Y es que usamos ese adjetivo porque no encontramos otra definición, no sabemos si estamos tristes, enfadados, emocionados, asustados, preocupados, agobiados… No llegamos a encontrar una definición exacta de lo que nos pasa.

Cuando estamos en ese “estado” parece que nos encontremos ausentes e incluso susceptibles a cualquier cosa. Debido a esa falta de contacto con la emoción principal, no sabemos qué comunicar a los demás, y de repente te ves envuelto/a en una situación de malos entendidos, discusiones y conflictos con los que no teníamos intención de empezar. Es en esos momentos cuando nos damos cuenta de que “algo” está pasando… pero no sabemos el qué ni cómo solucionarlo.


Llegar a comprender nuestro estado de ánimo es complejo, pero puedes empezar por sencillos pasos:

  • Escúchate: escucharse a uno mismo implica escuchar las emociones, los sentimientos y sensaciones. Párate, cierra los ojos y respira, ¿qué te transmite tu cuerpo?, ¿qué parte del cuerpo se encuentra tensa y que partes están relajadas? La mente muchas veces se expresa a través del cuerpo, es por eso que, cuando nos duele por ejemplo la cabeza o el cuello, es probable que hayamos estados expuestos a una tensión continua en esas zonas.
  • ¿Desde cuándo estas así?: Es probable no saber desde cuando uno está así pero a veces echar la vista atrás ayudará a saber cuánto tiempo llevas con ese sentimiento. Cuando estamos “raros” la gente de nuestro alrededor, sobretodo la más allegada lo nota, y es cuando suele preguntarnos el típico “¿te pasa algo?”. Esto te puede dar pistas de cual fue la primera vez que te sentiste así. Remóntate hacia atrás: ¿Cómo estabas ayer? ¿Y hace tres días? ¿Y la semana pasada?
  • El espejo: un ejercicio que se puede realizar en casa es mirarse en el espejo y atender a cada una de las partes de nuestra cara. Atender a nuestra expresión y a las pequeñas muecas automáticas que realizamos. Mírate a los ojos. Si en ese momento surge un sentimiento puedes empezar por ahí para tomar conciencia de la emoción principal y llegar a aquello que te sucede.
  • ¡Rápido! Di lo primero que se te está pasando ahora por la cabeza: Puede parecer algo espontáneo, absurdo o divertido, pero a veces decir lo primero que se te pase por la cabeza, una frase, un adjetivo o una imagen, puede dar pistas sobre aquello que estas sintiendo o pensando en esos momentos, ayudando a sacar esos pensamientos automáticos fugaces.
  • Atiende a tu conducta: ¿haces algo que antes no hacías? ¿Has dejado de hacer algunas cosas desde que te encuentras así? Cambiar tu conducta o la forma de ver las cosas influye en nuestra vida. Es posible que algún cambio te haya afectado, por ello, atender aquello que hacemos durante el día nos puede facilitar el saber qué ha cambiado en nosotros.
  • Pide ayuda: muchas veces esta sensación, sentimiento o emoción, al igual que viene se va, las personas somos una montaña rusa de emociones. Pero cuando hacen mella en nuestra calidad de vida y no tenemos recursos para afrontarlo, tenemos que aprender a aceptar la ayuda de otras personas para saber cómo ayudarnos a nosotros mismos. Consultar con un profesional como el psicólogo te puede ser de gran ayuda.

¡Espero que te haya gustado el artículo! Gracias por visitar PSICÓLOGOS TERUEL. Cada semana hay un nuevo artículo sobre Bienestar emocional. Puedes encontrarme en las redes sociales: Facebook: “Psicóloga Raquel Ribes”, Twitter “@psicologaribes”. Más artículos en "Los engranajes de la Psicología" Te espero en el próximo post ;)

PUBLICACIONES MÁS LEIDAS