Muchas veces tenemos la
suficiente voluntad y valentía para empezar a realizar cualquier tarea, pero no
tenemos ni encontramos la motivación para persistir en ella. En nuestro día a
día nos encontramos con tareas que nos han impuesto, siendo nuestra
obligación realizarlas, pero nos cuesta la vida terminarlas.
Estar
desmotivado/a es debido a una falta de reforzadores internos y/o externos que
provocan un bajo estado de ánimo. Este estado hace mella en nuestro rendimiento
en las labores del día a día. Es en ese momento cuando nos preguntamos: ¿es
posible la automotivación?
No siempre tenemos a alguien
externo que nos diga “¡ánimo!” y que nos motive en ciertas situaciones. Es
entonces cuando solamente tú eres el único que puede convencerse de que eres
capaz. ¿Cómo? En este post te dejo con algunos trucos para automotivarte y con
ello obtener un mejor estado de ánimo frente a los quehaceres:
- Piensa bien: El peor desmotivador que puedes encontrar eres tú mismo. Es de sobra conocido que nuestros pensamientos nos juegan malas pasadas: “esto no vale para nada”, “no me va a servir de nada”, “no valgo para esto”, “soy un/a patoso/a”, “soy inútil”, “es una pérdida de tiempo”, “para qué hacerlo si sé que me va a salir mal”... Transforma tus pensamientos en otros que te hagan crecer y desarrollarte como persona, y no te quedes con aquellos que te estanquen, porque uno mismo si cree, hará todo lo que esté a su alcance para conseguirlo.
- Ponte a prueba: cuando llegamos a este punto, sólo se me ocurre una frase que es bueno tener presente: “Si no te esfuerzas hasta el máximo, ¿cómo sabrás donde está tu límite?” No te rindas, superar tus propios límites hará que desarrolles tus conocimientos y tus habilidades.
- Ponte objetivos: soñar es gratis, pero hay que ponerse objetivos realistas. No vayas a lo grande, empieza por los más pequeños y sencillos y ve subiendo escalones como si de una escalera se tratase.
- Hazlo divertido: cuando era pequeña no me gustaban las matemáticas. Cuando tenía que hacer los deberes, sabía que eran una obligación como parte de mi formación, pero lo veía muy aburrido. Es por ello que intentaba realizarlo haciéndolo lo más divertido posible, por ejemplo me imaginaba a mí misma como maestra explicándole a mis alumnos de forma cómica como se hacía el ejercicio.
- Prémiate: cuando vayas a realizar algo establece una recompensa, por ejemplo: “si termino de hacer esto, veré esa película”, “si hago esto a tiempo saldré a tomar algo con mis amigos”, “si realizo esto hoy, mañana me compro ese libro que tanto me gusta”. Si te estableces un premio, realizarás la tarea con más entusiasmo. Además, si te recompensas por ese trabajo bien hecho, sentirás mayor satisfacción.
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