En
ocasiones estamos así… "raros". Y es que usamos ese adjetivo porque no
encontramos otra definición, no sabemos si estamos tristes, enfadados,
emocionados, asustados, preocupados, agobiados… No llegamos a encontrar una
definición exacta de lo que nos pasa.
Cuando estamos en ese “estado” parece que nos encontremos ausentes e incluso susceptibles a cualquier cosa. Debido a esa falta de contacto con la emoción principal, no sabemos qué comunicar a los demás, y de repente te ves envuelto/a en una situación de malos entendidos, discusiones y conflictos con los que no teníamos intención de empezar. Es en esos momentos cuando nos damos cuenta de que “algo” está pasando… pero no sabemos el qué ni cómo solucionarlo.
Llegar
a comprender nuestro estado de ánimo es complejo, pero puedes empezar por
sencillos pasos:
- Escúchate: escucharse a uno mismo implica
escuchar las emociones, los sentimientos y sensaciones. Párate, cierra los
ojos y respira, ¿qué te transmite tu cuerpo?, ¿qué parte del cuerpo se
encuentra tensa y que partes están relajadas? La mente muchas veces se
expresa a través del cuerpo, es por eso que, cuando nos duele por ejemplo
la cabeza o el cuello, es probable que hayamos estados expuestos a una
tensión continua en esas zonas.
- ¿Desde cuándo estas así?: Es probable no saber desde cuando
uno está así pero a veces echar la vista atrás ayudará a saber cuánto
tiempo llevas con ese sentimiento. Cuando estamos “raros” la gente de
nuestro alrededor, sobretodo la más allegada lo nota, y es cuando suele
preguntarnos el típico “¿te pasa algo?”. Esto te puede dar pistas de cual
fue la primera vez que te sentiste así. Remóntate hacia atrás: ¿Cómo
estabas ayer? ¿Y hace tres días? ¿Y la semana pasada?
- El espejo: un ejercicio que se puede
realizar en casa es mirarse en el espejo y atender a cada una de las
partes de nuestra cara. Atender a nuestra expresión y a las pequeñas
muecas automáticas que realizamos. Mírate a los ojos. Si en ese momento
surge un sentimiento puedes empezar por ahí para tomar conciencia de la
emoción principal y llegar a aquello que te sucede.
- ¡Rápido! Di lo primero que se te
está pasando ahora por la cabeza:
Puede parecer algo espontáneo, absurdo o divertido, pero a veces decir lo
primero que se te pase por la cabeza, una frase, un adjetivo o una imagen,
puede dar pistas sobre aquello que estas sintiendo o pensando en esos
momentos, ayudando a sacar esos pensamientos automáticos fugaces.
- Atiende a tu conducta: ¿haces algo que antes no hacías?
¿Has dejado de hacer algunas cosas desde que te encuentras así? Cambiar tu
conducta o la forma de ver las cosas influye en nuestra vida. Es posible
que algún cambio te haya afectado, por ello, atender aquello que hacemos
durante el día nos puede facilitar el saber qué ha cambiado en nosotros.
- Pide ayuda: muchas veces esta sensación,
sentimiento o emoción, al igual que viene se va, las personas somos una
montaña rusa de emociones. Pero cuando hacen mella en nuestra calidad de
vida y no tenemos recursos para afrontarlo, tenemos que aprender a aceptar
la ayuda de otras personas para saber cómo ayudarnos a nosotros mismos.
Consultar con un profesional como el psicólogo te puede ser de gran ayuda.
¡Espero
que te haya gustado el artículo! Gracias por visitar PSICÓLOGOS TERUEL. Cada semana hay un nuevo artículo sobre Bienestar emocional. Puedes encontrarme en las redes
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