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¿ERES UNA BOMBA DE EMOCIONES?

¿Alguna vez te has guardado todo lo que sentías y, al final, por una mínima cosa has estallado? 
¿Te has enfadado con alguien y lo has pagado con quien no debías?
¿Ante situaciones de conflicto te aguantas en decir todo aquello que piensas?

Entonces ¡eres una bomba de emociones!



Y ¿Por qué nos ocurre esto? ¿Por qué nos guardamos nuestras emociones?

Hoy te presento 5 motivos por los que nos comemos nuestras palabras:

  • Miedo a parecer vulnerables: “Big girls don’t cry” eso decía la canción de Fergie, y yo me pregunto, ¿por qué? ¿a caso ser grande va ligado a no mostrarse tal y como se siente uno? Se asocia que abrirnos a alguien es dejar una brecha para que nos haga daño y ser más vulnerable, pero no es así. Aún hay quien piensa que llorar es de débiles, de derrotados, de niños, pero el llanto no solo puede ser por tristeza, sino de rabia, de alegría, de impotencia, de sufrimiento, de dolor, de agobio… Es simplemente una forma de expresar lo que sentimos.
  • Evitar conflictos: muchas veces no expresamos lo que sentimos por miedo a entrar en conflicto con esa persona, pero, sin darnos cuenta estamos desechando un derecho fundamental: nuestro derecho a expresar cómo nos sentimos al respecto. ¡Saca tu máscara! Es importante mostrar nuestras emociones para que no haya malos entendidos y, simplemente, porque tenemos derecho a mostrarnos tal como somos, sin máscaras.
  • Escudo emocional: asimismo, el echo de evitar los conflictos va muy ligado con el miedo al sufrimiento. Crear una forma de actuar como coraza supone huir de los problemas y no enfrentarse a ellos. Si no quieres sufrir no aplaces aquello que te hace estar así.
  • Comunicación pasiva: Si hablas con la cabeza agachada, con la mirada baja, con voz floja, con un tono bajo, con los hombros abatidos y con palabras entrecortadas,  entonces tienes una comunicación no verbal que dice: “Hola, no me tengas en cuenta que estoy intentando ser invisible”.
  • Infra-valorarnos: una baja autoestima supone el considerar que nuestros sentimientos no son importantes. Es por ello que ante determinadas situaciones no nos tenemos en cuenta a la hora de expresarnos.

Las personas cuanto más acumulamos sentimientos actuamos como una bomba.  Es decir, si nos abrimos de repente después de haber estado encerrados en nosotros mismos podemos estallar destruyendo todo a nuestro paso. Es por ello que es importante expresar de forma sana aquello que sentimos.


No obstante, si no eres bomba sino que eres pura dinamita que estalla nada más rozarla, entonces te invito a leer: "APRENDE A CONTROLAR LA IRA". Siempre se esta a tiempo de ponerse en manos de un profesional, para aumentar tu autoestima, controlar tus impulsos y abrirte a las personas mediante buenas habilidades sociales.

Recuerda que hay emociones tóxicas que influyen en nuestra vida más de lo que creemos, tal y como hablamos en el artículo: "LAS 3 EMOCIONES TÓXICAS MÁS COMUNES".

¡Muchas gracias por visitar PSICÓLOGOS TERUEL! ¿Te ha parecido interesante el post? Recuerda que cada semana subo un nuevo artículo sobre Bienestar emocional. Sígueme en las redes sociales, Twitter: @psicologaribesFacebook: Psicóloga Raquel RibesGoogle + y recibirás todas las actualizaciones. Más artículos en “Los engranajes de la Psicología”. Te espero la próxima semana :)

METÁFORA DE LAS TIERRAS MOVEDIZAS


Es curioso, pero una vez leí cómo salir de unas tierras movedizas, un acto que muchos creen imposible. Hoy te lo puedo desvelar si no lo sabes, pero no sin antes decirte cómo puedes llevar esto a tu vida diaria.

En nuestro día a día nos encontramos con cantidad de tierras movedizas. Nuestras tierras movedizas pueden ser muchos tipos de obstáculos: el dinero, la salud, personas tóxicas, o simplemente nuestros pensamientos auto-destructivos. Y es que en nuestra vida se nos presentan cantidad de problemas, situaciones imprevistas que nos frenan hacia nuestros objetivos.


Ante unas tierras movedizas, hay que tener en cuenta principalmente estos dos aspectos:

No dejarse salvar siempre por alguien: Imaginaros que cada vez que que una persona cayese a unas tierras movedizas hubiese alguien que la sacara. ¿Creéis que aprendería a salir? Siempre que se cayera dependería de alguien para poder salir de ellas. Incluso podría llegar a sentir que no puede hacerlo por si mismo. Entonces el día que no tuviese a una persona cerca, sería capaz de hundirse en esas tierras sin ser capaz de ingeniárselas para salir. Es importante pedir ayuda para aprender pero no para depender. En nuestra vida tenemos que ser capaces de valernos por nosotros mismos, sin depender de nada ni de nadie. Cuando mis pacientes llegan a consulta lo primero que les digo es que yo los voy a ayudar, pero que el objetivo no es que dependan de mí el día de mañana, sino que sean capaces de ser quien quieren ser.

No dejarse llevar por el miedo: Cuando una persona se encuentra dentro de unas tierras movedizas, lo que más las alimenta es el miedo. Cuando tenemos miedo, nos alteramos, perdemos el control, intentamos luchar sin llegar a pensar en cómo podemos hacerle frente. En nuestra vida tenemos que ser capaces de mantener la calma y la cabeza fría para que ideas productivas inunden nuestra mente.  Y es que en ocasiones se nos olvida lo más simple: Respirar.


¿Entonces cómo hay que actuar?

Para salir de unas tierras movedizas se dice que hay que intentar poner el cuerpo de forma horizontal y relajado como si flotáramos, para ello, es importante poco a poco intentar subir las rodillas y las piernas para poder adquirir esa posición, arqueando también la espalda. Lo importante ante cualquier situación, sean tierras movedizas o no, es mantenerse relajado. Si dejamos que un problema nos hunda, será más complicado salir. La desesperación nos bloquea y queremos solucionar los problemas cuanto antes, pero nos damos cuenta de ellos cuando ya estamos metidos hasta el cuello.

Si con esfuerzo y paciencia es posible salir de ellas, igual que es posible salir de nuestros malos hábitos, de nuestros pensamientos negativos, de ese entorno que nos esclaviza y no nos deja avanzar. Cualquier persona, situación, actitud, pensamiento, emoción, puede ser una tierra movediza en nuestro camino. 

Hoy te propongo un ejercicio: coge una hoja en blanco y un bolígrafo, y traza una línea partiendo la hoja en dos. En la primera parte escribe todos esos objetivos que te gustaría cumplir y en la otra parte escribe todas las barreras que crees que tienes para alcanzarlos. Esas serán tus tierras movedizas. Ahora plantéate: ¿Algunas de ellas son realmente barreras o son excusas? ¿Qué podrías hacer para romper esos obstáculos? 

¡Que nada te frene!

Artículo relacionado: LA VIDA ES COMO UN JUEGO


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¿Qué pasaría si...?. Capítulo II.

     En este capítulo II continuamos desgranando el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG). Hoy nos centraremos en cómo empieza y cómo se mantiene el TAG. (Arturo Badós, 2005)

     Según estudios, puede tratarse de una vulnerabilidad biológica o genética que interactúa con una hipersensibilidad psicológica (basada en experiencias evolutivas tempranas), de modo que ante la ocurrencia de eventos estresantes la persona responde con preocupación y ansiedad excesivas. En vez de desarrollar métodos de afrontamiento eficaces, en las personas con TAG surgen las preocupaciones, quizá por el carácter futuro de los temores. No son amenazas presentes, son futuras y de muy baja probabilidad de ocurrencia, para las cuales los únicos recursos que quedan son los de tipo mental.

     En cuanto a antecedentes psicológicos evolutivos que predispongan al TAG podemos citar eventos traumáticos en el pasado (pérdida del progenitor antes de los 16 años, padre alcohólico, sufrir cualquier tipo de agresión), apego inseguro a su principal ser querido en la infancia, conflicto de los padres, etc. Además los sujetos con TAG presentan a menudo una personalidad perfeccionista, dependiente y falta de asertividad (Rapee, 1995).

     Borkovec (1994) distinguió dos tipos de componentes en la vulnerabilidad psicológica: 1) percepción de la amenaza generalizada (o visión del mundo como peligroso) y 2) sentirse incapaz de afrontar los eventos amenazantes.


     Dependiendo de la historia anterior, las personas con Trastorno de Ansiedad Generalizada aprenden a estar hipervigilantes para intentar descubrir las posibles amenazas. De esta forma presentan un umbral más bajo para percibir la ambigüedad e interpretan la información ambigua como amenazante ( por ejemplo, oír que ha habido un accidente de coche hace pensar que un familiar está implicado). Todo esto puede traducirse en intolerancia a la incertidumbre y a la activación emocional en estas personas (Ladouceur, Talbot y Dugas, 1997).

     Pues bien, todos estos déficits (hipervigilancia, interpretar la información ambigua como amenazante, intolerancia a la incertidumbre y a la activación emocional, etc.) dan lugar al surgimiento de las preocupaciones, las cuales implican una sobreestimación de la probabilidad y coste de amenazas.

     La creencia de que las preocupaciones son útiles contribuyen al mantenimiento de éstas. Según Borkovec, Dugas y Koerner los pacientes con TAG informan de algunos tipos de creencias, las cuales son:
  •    ``preocuparme hace menos probable que el evento temido ocurra´´. Es decir, la preocupación es supersticiosamente reforzada negativamente por la no ocurrencia de lo que se teme.
  •      ``preocuparme me ayuda a descubrir medios de evitar lo que temo´´. Preocupación como resolución de problemas.
  •       ``preocuparme por la mayoría de las cosas que me preocupo es un medio de evitar pensar en otras cosas más perturbadoras emocionalmente´´. Por ejemplo traumas pasados, o problemas actuales.
  •         ``preocuparme por un evento negativo me ayuda a prepararme para su ocurrencia´´. Mitiga la reacción emocional ante el acontecimiento negativo, si ocurriera.
  •        ``preocuparme me motiva para llevar a cabo lo que tengo que hacer´´. Refuerza el papel de la preocupación como una estrategia motivacional.   


Hasta aquí el Trastorno de Ansiedad Generalizada.
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Agorafobia, la reemergencia del pánico

     ``Algunos meses después de experimentar mi primer ataque de pánico, no podía llevar una vida normal. El simple hecho de ir al supermecado, conducir, ir al trabajo o quedar con los amigos me provocaban muchísima ansiedad. Las bruscas palpitaciones y la sensación de ahogo hacían que terminara marchándome a casa. No podía estar sola. La crisis podía aparecer sin previo aviso. Temía estar volviéndome loca y no entendía qué me estaba pasando´´. 

     El término agorafobia proviene del griego ``ágora´´ (plaza pública) y ``phobos´´ (deidad del miedo). La definición del término se ha generalizado incluyendo miedo a lugares públicos de diversa índole como: estar fuera de casa, mezclarse con gente, hacer cola, viajar, etc. El DSM-IV-TR define la agorafobia como:

     A. Miedo a estar en lugares o situaciones de los cuales pueda ser difícil o embarazoso escapar o en los cuales pueda no disponerse de ayuda en el caso de tener un ataque de pánico o síntomas similares a los del pánico (mareo, caída, despersonalización, desrealización, etc.). Considerar el diagnóstico de fobia específica si la situación se limita a una/algunas situaciones específicas, o fobia social si lo que se evita son las situaciones sociales. 

     B. Ante las dificultades esperadas para escapar de la situación, tal situación se evita o si no queda otro remedio se soporta pero a costa de un gran malestar o ansiedad o la persona necesita estar acompañada.

     La agorafobia normalmente se inicia con miedo/pánico en algún sitio público, y se reduce cuando el paciente escapa de la supuesta situación aversiva. A diferencia del resto de fobias, la agorafobia es el temor a la pérdida de seguridad, a no perder la protección del hogar. Incluso pensar en esos lugares o situaciones suscita una importante ansiedad anticipatoria. La evitación es lo más incapacitante para el paciente, es lo que hace que en los casos más graves el paciente quede recluido en casa. Más abajo podemos ver un listado de situaciones agorafóbicas típicas (Barlow y Craske, 1994) : 
  

  • Conducir                                                                    
  • Transportes públicos
  • Hacer colas
  • Multitudes
  • Grandes almacenes
  • Restaurantes, teatros
  • Irse lejos de casa, estar solo en casa
  • Ascensores, escaleras mecánicas


     Dentro de la agorafobia, cuando surge una crisis de angustia, distinguimos distintos tipos de afrontamiento que suelen utilizar las personas afectadas:
  1. Evitación. Contempla el evitar situaciones agorafóbicas específicas, o evitar las situaciones que pueden producir las famosas sensaciones de miedo (realizar ejercicio físico, tomar café, tomar alcohol, etc.)
  2. Estrategias de distracción. Podríamos definirlas como acciones encaminadas a distraer al paciente para que no piense en la situación o los síntomas aversivos de la ansiedad. Por ejemplo, poner música, echarse una siesta, etc.
  3. Métodos de afrontamiento supersticiosos. La persona se siente mejor y más segura con algún objeto contrafóbico (no salir sin las pastillas, salir con el perro, un teléfono móvil, etc.).
    
     ¿Cómo se mantiene el trastorno? ¿Por qué es tan dificil salir del círculo?.  Es precisamente esto, la evitación, lo que hace que se mantenga la agorafobia. El escapar del estímulo o la situación aversiva, utilizar supersticiones o señales de seguridad hacen de la agorafobia y en general de la ansiedad un círculo vicioso. Según Clark y Salkowskis, cuando el paciente ha desarrollado una tendencia a interpretar catastróficamente las sensaciones, dos procesos alimentan el mantenimiento:

     -Hipervigilancia. Las sensaciones externas e  internas hacen que el sujeto se haga hipervigilante. Las sensaciones internas son las que hacen creer equivocadamente al paciente que las crisis son espontáneas o ``caídas del cielo´´.
    
    -Conductas de evitación. Reducen y eliminan el malestar a corto plazo, pero constituyen el problema más importante al perpetuar y reafirmar que la situación es realmente peligrosa, manteniendo el estilo interpretativo negativo del paciente.

     Además el DSM-IV-TR permite establecer los siguientes diagnósticos: trastorno de angustia sin agorafobia, trastorno de angustia con agorafobia y agorafobia sin trastorno de angustia. El trastorno de angustia sin agorafobia consiste en crisis de angustia recidivantes causando un estado constante de preocupación ante la posibilidad de padecer nuevas crisis, que se prolonga al menos 1 mes pero sin evitación agorafóbica, debiendo ser estas crisis inesperadas para su diagnóstico. El trastorno de angustia con agorafobia consiste en crisis de angustia y agorafobia de carácter recidivante e inesperado. Por último la agorafobia sin crisis de angustia  exige presencia de agorafobia en relación a padecer algún síntoma común a una crisis de angustia en situaciones en las que el escape es difícil, es decir, no son crisis completas ( es la variante menos común de las tres mencionadas).

Sin más, muchísimas gracias por leerme. 
Nos vemos en mi próxima publicación, y recuerda, NO TE CREAS TODO LO QUE PIENSAS.

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¿Cómo se origina una crisis de angustia?

Hablemos sobre pánico.

``Yo estaba tranquila, preparándome para salir de compras, y sin esperarlo me vino otro de mis ataques de pánico. El corazón me latía muy deprisa y notaba los latidos de forma muy brusca y violenta. Empecé a marearme y a temblar, veía un poco borroso y sudaba muchísimo. Estaba muy nerviosa porque en ese momento no había nadie en casa y me daba miedo estar volviéndome loca y cometer alguna locura´´.

Los arriba descritos son por lo general los síntomas de un ataque de pánico. Actualmente denominada ``crisis de angustia´´, se trata de ataques de aparición súbita y repentina, aprensión, miedo y sensaciones de muerte inminente que causa gran sufrimiento a quien la experimenta, alcanzando su máximo nivel en 10 minutos o menos.
     
A continuación, y como reza el DSM-IV (manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales) veremos 13 síntomas, de los cuales deben estar presentes 4 para poder hablar de una crisis de angustia:

     -Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca.
     -Sudoración.
     -Temblores o sacudidas.
     -Sensación de ahogo o falta de aliento.
     -Sensación de atragantarse.
     -Opresión o malestar torácico.
     -Náuseas o molestias abdominales.
     -Inestabilidad, mareo, desmayo.
     -Desrealización o despersonalización.
     -Miedo a perder el control o volverse loco.
     -Miedo a morir.
     -Parestesias (entumecimiento u hormigueo).
     -Escalofríos o sofocaciones.



Una vez identificados los síntomas, podemos hablar de 3 tipos de crisis de angustia (Klein y Klein, 1989):
1.   En primer lugar tenemos las ``inesperadas´´ o no relacionadas con estímulos situacionales. Quién las experimenta habla de ellas como ``caídas del cielo´´. Aparentemente aparecen sin motivo alguno, pero normalmente el desencadenante es la percepción de sensaciones internas negativas.
2. Seguidamente nos encontramos con las crisis de angustia ``situacionales´´ desencadenadas por estímulos ambientales. La crisis da comienzo como consecuencia de la exposición o anticipación de un estímulo desencadenante, ya conocido o experimentado por la persona que la sufre.
3.  Por último la crisis de angustia ``situacionalmente predispuesta´´ más o menos relacionadas con una situación específica. Decimos más o menos porque como característica este tipo de crisis no suceden siempre ante dicho estímulo o situación.

Queridos lectores, es importante hacer una puntualización, el pánico y la agorafobia son comunes en cualquier trastorno de ansiedad, por lo que para poder hablar de trastorno de angustia las crisis deben ser inesperadas. Eso sí, no debemos confundir el trastorno con el concepto de ``ataque´´ o ``crisis´´.

En mi siguiente texto nos acercaremos a la agorafobia, otro síndrome muy unido a la crisis de angustia, a veces de la mano, pero otras por separado.

Sin más, un afectuoso saludo. Nos vemos en mi próxima publicación.

Muchísimas gracias por leerme.

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