Todos
hemos sentido alguna vez el deseo de querer algo, de hacerlo nuestro.
Algo que puede ser una idea, persona, un éxito, un trabajo, un
proyecto, un reconocimiento, la imagen de mí mismo idealizada...Lo
hacemos nuestro para utilizarlos en nuestro provecho o satisfacción.
Creamos
en nuestra mente un vínculo enérgico entre nuestro “yo” y ese
algo; a esta unión mental, a esta manera de querer poseer, lo
llamamos apropiación.
Se
trata de una apropiación psicológica o afectiva. Establecemos sin
darnos cuenta, un vínculo emocional de posesión, deseamos hacerlo
nuestro, como una irremediable atracción a unirse a algo con las
manos absorbiendo sus energías mentales y afectivas.
En
el momento en que el propietario presiente que su apropiación está
amenazada o puede perderla, descarga energía emocional para la
defenderla; temor, que desencadena dependiendo de las circunstancias
en, sobresalto, miedo, ansiedad, agresividad y todas las formas en
las que se puede manifestar el sufrimiento.
El
sufrimiento es conflicto, guerra; la propiedad necesita ser
defendida, y de la defensa se pasa al ataque: rivalidades,
partidismos, discordias, agresividad de toda especie.
Ello,
a su vez roba al propietario la alegría de vivir, la libertad
interior porque queda atrapado y dominado por la propiedad: Nace la
esclavitud emocional que alimenta el sufrimiento.
El
sufrimiento distorsiona nuestra visión de la realidad: infravalora o
sobrevalora los acontecimientos, de acuerdo con sus temores o deseos;
no puede ver las cosas tal como ellas son, sino a la luz de sus
ficciones e intereses, creando ansiedad e inseguridad.
Los
apropiadores no toman conciencia, no quieren o no pueden tomarla,
promovidos por el orgullo de la vida y la imagen inflada de sí
mimos.
En
el círculo de la vida, toda unidad viviente está organizada con las
energías centradas sobre sí misma para defenderse. Por razones
biológicas, todo ser viviente es egocéntrico.
La
primera gran condición para defenderse del sufrimiento es saber la
diferencia entre productividad y fecundidad. Un empresario crea su
negocio diciendo que ofrece un servicio al pueblo, cuando todo el
pueblo sabe que lo crea para su beneficio, pero esto no es motivo de
alarma. Una cosa es la productividad(intención objetiva de
supervivencia), y otra, la fecundidad(intención con la que se
realizan los actos). La productividad es cuantificable: entra en las
leyes de proporcionalidad, causa y efecto, acción y reacción, y se
mueve en el vaivén de las estadísticas, pero la fecundidad no puede
reducirse a estadísticas(va en proporción al silencio o pureza del
corazón, nos sentimos impactados por un hecho
sorprendente).Necesitamos vivir permanentemente en estado de alerta,
asomarnos al mundo secreto e inconsciente de las motivaciones, para
rectificar sin cesar las intenciones y para que el amor y el bien sea
el motivo inicial y final de toda nuestra actuación.
La
segunda condición para los que quieran afrontar el sufrimiento es
cultivar la “paciencia”, que no es el arte de saber esperar, sino
el arte de saber, y lo que se sabe se espera. Es posible que haya
desproporción entre nuestro esfuerzo (por buscarlo) y los resultados
(por encontrarlo), o, no siempre los resultados serán proporcionales
a los esfuerzos.
Por
ello tenemos que atender a la tercera condición, que es saber
diferenciar la esperanza de la ilusión. No olvidarse que la
esperanza nunca muere, pero la ilusión acaba en desilusión. La
esperanza es una fuerza estable y serena.
La
esclavitud/apropiación y la libertad depende de uno mismo, no
importa que comencemos otra vez, mañana también amanecerá,
levántate y sigue luchando.
Gracias
por visitar "Psicólogos Teruel" y por leer mis artículos,
espero que éste haya sido de tu interés, cualquier duda o
comentario no dude en hacerlo. Me puede encontrar en:
Julián
Gallego Revilla. Psicólogo General Sanitario.
Email:
jgallego.re@gmail.com
BIBLIOGRAFÍA.
-
Paya Pujadó, Xavier(2012). Las Técnicas del Bienestar Personal.
Barcelona:
Instituto del Bienestar.
-Revista
Mia.Escuela de Padres.Como educar para el futuro.
Paciencia, que no es el arte de saber esperar, sino el arte de saber y lo que se sabe se espera...
ResponderEliminarCómo tú mismo dices Juli: Deja de proyectarte a ti mismo para empezar a ser tú mismo. Dudo que puedas dar una proyección imaginaria que supere a tu "yo" real. Eres enorme.
Muchas gracias Luis!! Me alegro que te haya gustado. Un gran abrazo.
Eliminar