METÁFORA DE LAS TIERRAS MOVEDIZAS


Es curioso, pero una vez leí cómo salir de unas tierras movedizas, un acto que muchos creen imposible. Hoy te lo puedo desvelar si no lo sabes, pero no sin antes decirte cómo puedes llevar esto a tu vida diaria.

En nuestro día a día nos encontramos con cantidad de tierras movedizas. Nuestras tierras movedizas pueden ser muchos tipos de obstáculos: el dinero, la salud, personas tóxicas, o simplemente nuestros pensamientos auto-destructivos. Y es que en nuestra vida se nos presentan cantidad de problemas, situaciones imprevistas que nos frenan hacia nuestros objetivos.


Ante unas tierras movedizas, hay que tener en cuenta principalmente estos dos aspectos:

No dejarse salvar siempre por alguien: Imaginaros que cada vez que que una persona cayese a unas tierras movedizas hubiese alguien que la sacara. ¿Creéis que aprendería a salir? Siempre que se cayera dependería de alguien para poder salir de ellas. Incluso podría llegar a sentir que no puede hacerlo por si mismo. Entonces el día que no tuviese a una persona cerca, sería capaz de hundirse en esas tierras sin ser capaz de ingeniárselas para salir. Es importante pedir ayuda para aprender pero no para depender. En nuestra vida tenemos que ser capaces de valernos por nosotros mismos, sin depender de nada ni de nadie. Cuando mis pacientes llegan a consulta lo primero que les digo es que yo los voy a ayudar, pero que el objetivo no es que dependan de mí el día de mañana, sino que sean capaces de ser quien quieren ser.

No dejarse llevar por el miedo: Cuando una persona se encuentra dentro de unas tierras movedizas, lo que más las alimenta es el miedo. Cuando tenemos miedo, nos alteramos, perdemos el control, intentamos luchar sin llegar a pensar en cómo podemos hacerle frente. En nuestra vida tenemos que ser capaces de mantener la calma y la cabeza fría para que ideas productivas inunden nuestra mente.  Y es que en ocasiones se nos olvida lo más simple: Respirar.


¿Entonces cómo hay que actuar?

Para salir de unas tierras movedizas se dice que hay que intentar poner el cuerpo de forma horizontal y relajado como si flotáramos, para ello, es importante poco a poco intentar subir las rodillas y las piernas para poder adquirir esa posición, arqueando también la espalda. Lo importante ante cualquier situación, sean tierras movedizas o no, es mantenerse relajado. Si dejamos que un problema nos hunda, será más complicado salir. La desesperación nos bloquea y queremos solucionar los problemas cuanto antes, pero nos damos cuenta de ellos cuando ya estamos metidos hasta el cuello.

Si con esfuerzo y paciencia es posible salir de ellas, igual que es posible salir de nuestros malos hábitos, de nuestros pensamientos negativos, de ese entorno que nos esclaviza y no nos deja avanzar. Cualquier persona, situación, actitud, pensamiento, emoción, puede ser una tierra movediza en nuestro camino. 

Hoy te propongo un ejercicio: coge una hoja en blanco y un bolígrafo, y traza una línea partiendo la hoja en dos. En la primera parte escribe todos esos objetivos que te gustaría cumplir y en la otra parte escribe todas las barreras que crees que tienes para alcanzarlos. Esas serán tus tierras movedizas. Ahora plantéate: ¿Algunas de ellas son realmente barreras o son excusas? ¿Qué podrías hacer para romper esos obstáculos? 

¡Que nada te frene!

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