Si bien es verdad que en la bibliografía antigua no se hablaba de trastorno depresivo en niños como tal, en la actualidad existe su diagnóstico y cada vez son más los casos entre la población infantil y juvenil. La depresión se diagnostica según los criterios del DSM IV-TR: estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, disminución acusada del interés o del placer, pérdida o aumento de peso importante, insomnio o hiperinsomnia, agitación o enlentecimiento psicomotores, fatiga, sentimientos de inutilidad o de culpa, disminución de la capacidad para pensar o concentrarse y pensamientos recurrentes de muerte. Normalmente se caracteriza por la existencia de sentimientos negativos acerca de uno mismo, del entorno y del futuro. Existen variables diferentes para diagnosticar trastornos en el estado del animo en niños y adolescentes, pues éstos en vez de mostrar mas sentimientos depresivos comúnmente son más síntomas de irritabilidad.
En la mayor parte de la literatura se aprecia una influencia negativa de las madres que están diagnosticadas de trastorno depresivo mayor y sentimientos negativos hacia sus hijos. No solo influye en los niños por una transmisión genética de padres a hijos sino por una transmisión social. Los niños aprenden a imitar las conductas de los padres puesto que son sus patrones de comportamiento de referencia.
El proceso que influye en esta transmisión está relacionado con el concepto de sensibilidad materna, descrita como la capacidad que tiene la madre de responder a las demandas del hijo tanto primarias como afectivas, y es en ésta ultima categoría donde va a influir en los sentimientos que genere en su hijo. Las madres que responden de manera más adecuada antes los requerimientos de sus hijos se ha observado que les confieren estrategias de afrontamiento y de habilidades sociales mucho más adaptativas. Las madres que se muestran más negligentes hacia sus hijos aumentas sus problemas con el trastorno depresivo y generan en sus hijos síntomas depresivos.
Con lo anteriormente revisado cabría hacer una intervención eficaz en el proceso de transmisión de patrones negativos de padres a hijos por un lado. Delimitar las variables negativas como la falta de sensibilidad materna, la generación de respuestas negativas hacia el niño, la generación de sentimientos de fracaso y desesperanza por parte de los niños por no poder modificar las respuestas de sus madres es de vital importancia para mejorar la relación entre la madre y el niño y así ser un factor protector para evitar sentimientos depresivos tanto en niños como en sus madres. Milan, Snow y Belay (2009), observaron que los síntomas depresivos de los niños influyeron e los síntomas depresivos de las madres, ya que estos últimos fueron mejores o peores en la medida que la madre predijo los síntomas depresivos de su hijo.
Por lo tanto, para que un niño tenga menos probabilidad en desarrollar síntomas depresivos como la madre, habrá que mejorar en ésta la capacidad para responder ante las demandas de su hijo y establecer así vínculos de apego seguro con el infante.
BIBLIOGRAFÍA:
- Milan,S., Snow, S. and Belay, S. (2009). Depressive Symptoms in Mothers and Children: Preschool Attachment as a Moderator of Risk. Developmental Psychology, 45 (4), 1019-1033.
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María José Ramos Blasco.
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