Los secretos de la terapia breve; construcción de la realidad terapéutica

      A pesar de lo que puedas creer, el simple hecho de sobrevivir emocionalmente un día en esta sociedad ya es un gran logro para tu cerebro. Desde que te levantas tu cerebro tiene que lidiar continuamente con tres tipos de enemigo, los cuales siempre intentarán minar tu estado emocional. En primer lugar está el ambiente en el que te ves envuelto: que puede ser desde despertarte por culpa de la obra de al lado de tu casa; el despertador o los gritos de tu vecino: aquel niño insoportable que hoy se ha puesto anárquico y ha decido proclamar a todo el edificio sus ideales anti-institucionales (mamá, hoy no quiero ir al cole).

     En segundo lugar están las interacciones con las personas que nos rodean (familia, amigos, compañeros de trabajo etc.);  pues ¿qué me dices aquellos que no vivimos solos y tenemos que soportar el mal humor de otros por las mañanas? ¿O las tediosas costumbres que en su máximo esplendor nos hacen desear vivir en la soledad más absoluta? Y esas no son las peores, más ahora con el mundo de las comunicaciones vía whatsapp o apps de índole similar que de manera gratuita nos mantienen conectado a los demás casi las 24h del día. A merced de mensajes tipo “hazme un favor”, “puedes…”, “necesito...”

     En tercer y último lugar estás tú, máxima expresión del centro del universo, y aun así el mayor boicoteador anímico que jamás conocerás, o acaso no han salido más veces de tu boca que de las de nadie las palabras, no podré, no seré capaz, seguro que no lo consigo etc.

      Así pues, si estás leyendo esto, es que tu cerebro ha sabido crear las defensas necesarias como para que tus días, por lo menos la mayoría, no te hagan caer en una profunda depresión. Es aquí donde comienza el secreto de la terapia breve. Como has visto; los problemas a los que te has tenido que enfrentar, descritos en el párrafo anterior, no son grandes problemas que se establecen durante una serie de años. No tienen una naturaleza  tan severa y difusa que es imposible que se deban a una sola causa; al contrario, son problemas cotidianos, o incluso afectaciones menores dentro de otros problemas, las cuales tienen un único foco localizado, y que no necesitan de una terapia complicada y extensa, sino más bien aumentar la conciencia del problema, y con un poco de motivación, aplicar una serie herramientas/ actividades/hábitos que te ayuden a cambiar las actitudes básicas, para así poder manejar o mejorar este problema subyacente.

     Es por esto por lo que se creó la terapia breve, para que tú, la persona que más se conoce a sí misma, haga de explorador/a y, mediante la utilización del método científico, el cual el terapeuta pondrá a tu disposición, contrastes aquellas ideas, creencias y valores que tienes de ese comportamiento problemático, ya sea emocional, conductual, o cognitivo (despistes, poca atención, ansiedad, etc.) Para que a partir de tus antecedentes y consecuentes, desarrolles o potencies habilidades que te ayuden a enfrentarte con éxito a estas situaciones y prevenir las futuras.

     Los siguientes post que aparecerán en este blog, cuyo centro estará regido por la posibilidad de aplicar a nuestras vidas estas herramientas extraídas de la terapia breve, tendrán una estructura bien definida:


  •  Ejemplo de la situación/ problema del que vayamos a hablar, aconsejar y tratar.
  •   Psicoeducación: Es la parte de la terapia, que creo que más desvalorizada está, y aun así, es crucial para poder entender como se ve el problema desde el lado del profesional de la psicología. Es decir, te ayudará a entender cuál es la raíz del problema, que lo está alimentando, por qué crece y que hace que se mantenga aflorado.
  • Tareas, breves, que se recomiendan para el desarrollo de habilidades que nos ayuden a mejorar el problema.
     En cuanto a este último punto, deseo hacer una advertencia, ya que la mayoría de fracaso en las terapias, sean breves o largas, se encuentran localizadas en esta fase.

     Las tareas en psicología vienen asemejándose a los medicamentos en la medicina tradicional; pero además, sirven de vacuna, es decir no solo llevan a que el problema disminuya o desaparezca más rápido, sino que suelen evitar que reaparezca, o hacen que en la siguiente aparición no presente un gran desafío. Un ejemplo de esto son aquellas herramientas que te ayudan a disminuir la ansiedad de hablar en público, las cuales una vez adquiridas y consolidadas será muy difícil que vuelvas a un estado inicial de temor o pavor. La cuestión es que esta gran ventaja también supone algo de esfuerzo, que es normalmente la creación del hábito. Exactamente igual que tienes que crear un hábito para tomarte el medicamento médico tres veces al día; el cual, si  no te lo tomas, en el mejor de los casos esa gripe tardará más en disiparse y en el peor llegará a una complicación mayor. En el momento de crear el hábito es donde más fallan las personas, pues los primeros días cumplen al pie de la letra pero a la semana, a la vista de no ver resultados, o al encontrarse algo mejor, empiezan a desistir, lo que hace que se vean menos resultados y al final que se abandone. Así pues solo quiero hacerte entender, querido lector, que si un hábito tarda en quitarse, también tarda en incorporarse. Pero como ya dijo Woody Allen “El 80% del éxito se basa simplemente en insistir."

     Volviendo al tema que nos trajo hasta aquí (la terapia breve) quizás el secreto más importante por el cual este tipo de terapia está resultando tan efectiva, es la concepción que toma del ser humano, es decir, te da la respuesta a la pregunta de ¿por qué tú puedes cambiar aquello consideras un problema?, y es que tú construyes tu mundo, para la terapia breve tú eres el sujeto activo de la ecuación del problema.

     Para que te des cuenta de este hecho te contaré una historia que me ocurrió cierto día, cuando andaba de prácticas en el hospital, justamente en la unidad de enfermedades neurodegenerativas. Es bien creído que el centro de la terapia debería ser la propia enfermedad, un servidor llegó allí con esa creencia, pero me equivocaba; muchas de las personas que acudían a consulta llegaban por problemas emocionales que les repercutían en el transcurso de la enfermedad…y no al contrario, como la lógica nos haría pensar. Bien pues este día llegó a consulta una mujer de mediana edad y comenzamos a hacer la entrevista, a mitad de ésta nos dimos cuenta de que uno de los problemas de los que más se aquejaba era del aislamiento social que se había autoimpuesto, ya que no quería salir con sus amigas,   cuando estaban con ella hablaban mal de otros, y su pensamiento era; si conmigo hablan mal de otras, sin mí hablarán mal de mí, y esto hacía que se le fueran las ganas de quedar con ellas. Ya que este hecho parecía bien arraigado y se protegía al racionalizarlo, optamos por hablar de ello en sucesivas sesiones, pero intentaríamos que saliese de esta primera con alguna estrategia para aliviar este sentimiento de aislamiento. Preguntamos que qué le gustaría hacer, a lo que ella nos respondió: “me gustaría ir al cine”. Así que buscamos posibles personas con las que pudiera ir, una simple y pequeña herramienta utilizada de la terapia de activación conductual, especialmente recomendada en depresiones. La primera persona que se nos vino a la cabeza fue su marido, y se lo comentamos, a lo que ella nos respondió sorprendida, “¿ir al cine con mi marido?” Parecía como si nunca se lo hubiese planteado, y efectivamente, no concebía en sus esquemas la idea de ir al cine con alguien que no fueran sus amigas. Esto me sorprendió, pues no coincidía con mi tendencia, ya que parece lógico que una de las primeras opciones para ir al cine sea con tú pareja. Vamos solo hay que ver las películas de Hollywood, en las que en el guion de cualquier película romántica siempre hay un espacio reservado para “escena, pareja, cine”. ¡Nunca había ido con su marido al cine! Ni cuando eran solo novios, ni tan siquiera se lo planteaba. Así pues al finalizar la sesión le propusimos que invitase a su marido al cine. Una semana más tarde vino a la segunda sesión, y ya no era esa primera mujer de mediana edad que entró en la consulta la primera vez por problemas emocionales, esta vez venía arreglada, con una sonrisa y con ganas de cambiar su vida. Al preguntarle qué tal, ella alegremente nos contó que se lo había pasado genial, y que esperaba al próximo sábado para volver a ir con su marido al cine.

     Esta historia nos hace ver como cada uno de nosotros tiene unos esquemas en la cabeza, una construcción social del mundo en el que vivimos, los cuales para bien o para mal, nos hacen pasar por la vida intentando adaptarnos a ellos. Estos esquemas que vemos tan lógicos y que hemos construido, en el caso de la mujer ¿ir al cine con su marido?, no son universales, puede que los compartamos con un grupo de personas, pero nunca con todo el mundo. Si esto es así la variedad de creencias construidas es infinita, por lo que siempre habrá otro punto de vista para un mismo problema, otro significado. Un ejemplo de esto lo leí una vez en un libro: el concepto “curar” es, en principio, un concepto bueno, ya que es una palabra asociada a sanar. Pero dependiendo de quién lo mire, también podría ser como algo malo, ya que interfiere con el curso normal de la naturaleza. Los médicos curan las enfermedades y eso nos ha permitido vivir más, lo que ha creado nuevas afectaciones que nos afectan mayormente en la vejez; obsérvese el Parkinson, el Alzheimer,  el cáncer. Así pues resulta evidente que nuestra percepción de las cosas va a repercutir en nuestros pensamientos, acciones y emociones ya que nuestra realidad está construida sobre la base de aquello que percibimos.



     Lo mismo pasa con los problemas, la manera que tenemos de entenderlos y verlos repercutirá en nuestra relación con ellos, así como en la búsqueda de soluciones.  Ya veis: la mujer de la experiencia creía que ir al cine con sus amigas era la única opción y dado que no estaba a gusto entre ellas no iba. Ya lo dijo Einstein “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”,  y es por ello que la terapia breve ayuda a comprender que el origen o mantenimiento de los problemas son tus propias creencias; en consecuencia, eres tú quien puedes cambiarlo; inicio de la acción.



¡Gracias por visitar nuestro Blog!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

COMENTA Y EXPRÉSTAE, TU OPINIÓN ES IMPORTANTE:

PUBLICACIONES MÁS LEIDAS